ZONA DE CONFORT

A menudo juzgamos de forma despectiva lo que llamamos zona de confort y nos obligamos a salir de ella como si fuera una ciénaga llena de cocodrilos.

Pero el ser humano tiene una ley inmutable: La supervivencia.

Nuestro cerebro está programado para actuar de forma conservadora mediante un sesgo que nos ayuda a evitar decisiones irreversibles: "Más vale lo bueno conocido..."

Lo importante es ser conscientes de ello si queremos cambiar nuestro "statu quo" y progresar.

Pero no debemos preocuparnos mucho, porque nuestra actitud habitual es más bien la contraria. En un inconformismo constante, cuando conseguimos encontrar un trabajo, enseguida pensamos en otro. Soñamos estar en un lugar diferente del que estamos. Deseamos otros amigos, otra casa, otra ciudad, tal vez otra vida.

Vivir sin apreciar lo que hemos conseguido, ni disfrutar de lo que tenemos en lugar de amargarnos por lo que nos falta, es la auténtica zona de la que debemos escapar.