
UN BUEN JEFE
Un buen jefe. Nada más y nada menos.
Si quieres ser un buen jefe no debes liderar a nadie excepto a ti mismo. Tu principal tarea debe ser conocerte. Comprender tu propia personalidad.
Aceptar tus carencias y potenciar tus virtudes. Reconocer tus miedos, y también tus logros. Y trabajar para ser mejor en el marco de tus características personales. Ese será el terreno sobre el que florecerán toda clase de habilidades.
Por tanto, es imprescindible comprender qué eres y qué necesitas, y saber que las relaciones personales serán lo que pondrá a los demás de tu parte o en tu contra.
Que transmitir tu verdad, sin tapujos ni medias verdades, será el arma infalible para dar y recibir confianza.
Que tu capacidad de "responder" a las circunstancias será lo que transformará tu autoridad formal en autoridad moral.
En resumen, deberás encontrar y desarrollar tus habilidades y competencias personales, y buscar equilibrio en tu forma de actuar.
Si eres capaz de vivir comprendiendo quien eres, viviendo tu vida laboral de acuerdo con tus valores y creencias y trabajando para mejorarlos, todo el catálogo de virtudes del buen líder se te darán por añadidura.