PARAR

No renuncies a nada. No te aferres a nada." (Anthony de Mello)
Ayer sábado, tuve unas sensaciones que hacía mucho tiempo que no tenía.
Quería aprovechar la mañana para acabar algunos trabajos.
Sin embargo, me senté y no tenía ganas de escribir, ni de estudiar, ni siquiera de leer los periódicos. No sentía la necesidad de hacer nada. Me sentía en paz, y con una sensación estupenda de tener los deberes hechos.
Estaba tranquilo, no porque fuese sábado, y nadie me exigiera nada, si no, porque yo mismo no me exigía nada.
Naturalmente, enseguida me vinieron los pensamientos típicos de estar perder el tiempo, de que hay que aprovechar la vida, etc.
Y empecé a pensar cosas raras.
Pensé que mi tiempo será el que será y por muchas cosas que haga no le añadiré ni un solo minuto. De modo que como no podrá ser más, debo conseguir que sea mejor.
Me paso la vida haciendo y persiguiendo cosas. De cuando en cuando, las cosas deben buscarme a mí.
Todo tiene un ciclo y debo dar tiempo al Universo para que trabaje. Lo sembrado no saldrá antes del tiempo que haya fijado la naturaleza.
Si no me estoy quieto, cuando el Universo esté listo para premiarme, no me encontrará.
¿Si el Universo ve que nada de lo que consigo me satisface, para qué darme más cosas?
Abraza la incomodidad del estar sin hacer nada, porque saber esperar es también una gran cualidad y la quietud es una fuente de energía y creatividad.
¿Habéis pensado que no paramos de trabajar alegando exigencias externas cuando en realidad somos nosotros los que nos explotamos a nosotros mismos y casi siempre sin saber porqué?
CONÓCETE-ACTÚA-CRECE El crecimiento no es magia, es un proceso